Colonense, Aniela creció en Calle primera en la multi 1005, con el mar de frente y escuchando en la televisión que ella y sus vecinos eran unos revoltosos. Aniela sabía que mentían. La primera vez que sintió el olor a lacrimógenas tenía 8 años, estaba en su casa y afuera reprimían al movimiento de desempleados de Colón. Estudió Derecho y cuando a los 19 años vio en Plaza Catedral al pueblo Naso defendiendo la tierra, se convirtió en activista por los derechos humanos. Para Concolón, contó cómo la policía entrenada por una empresa corrupta reprimió a los vecinos de Curundú en pandemia.