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Panamá ante los ojos del mundo

En el Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrado en Ginebra, Panamá recibió recomendaciones de la comunidad internacional para mejorar la situación en el país. Aquí un resumen de la reunión, de la posición del gobierno y la larga lista de pendientes

Si usted hubiese escuchado la presentación que hizo Panamá, justamente un 3 de noviembre, sobre la situación de los derechos humanos en el país, con seguridad inflaría el pecho y gritaría al mundo con sincero orgullo: ¡Viva mi Panamá!

El mecanismo del Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos de la ONU evaluó esa semana la situación de Derechos Humanos en el país. El encuentro sucedió en Ginebra y funcionó de la siguiente manera: el gobierno panameño entrega un informe de situación y luego el concierto de naciones del mundo realiza observaciones y recomendaciones que el país se compromete a traducir en cambios concretos. Tiene 5 años para trabajar y luego vuelve a ser evaluado. Esta fue la tercera vez que el país atravesó el examen. ¿Hemos aprobado? Vamos a ver.

Detrás del espejo

Según la mirada de nuestros funcionarios, seguramente sí aprobamos. Y con muy buena nota. Para el gobierno, Panamá se ubica dentro de los más altos estándares universales en derechos humanos. “En los últimos cinco años se hicieron avances fundamentales. Y desde que llegó el gobierno de Cortizo la situación es aún mejor”, sentenciaron desde la Cancillería.

En su autoevaluación el país se aplaudió a si mismo describiendo mejoras en todos los segmentos.

En educación, estamos mejor que nunca. En violencia de género, aunque nos queda por mejorar, hemos hecho avances sin par. Formamos la comisión nacional de Derechos Humanos que trabaja multidisciplinariamente de una forma espectacular. En relación a los derechos de los pueblos originarios, somos vanguardia. En igualdad de oportunidades, lo mismo. Es más, el gobierno dijo que la estrecha participación de la sociedad civil y la ciudadanía en general es muy alta —eso sí, sin contar los problemas que ha tenido la Defensoría del Pueblo en esta etapa—. Hablando de corrupción igual, la Asamblea legisla para acabar de una vez por todas con ese flagelo que en el futuro, por supuesto, será cosa del pasado. “Seguramente quedará algún pendiente pero los avances son constantes y tangibles. Tenemos que darle continuidad a los progresos alcanzados”, cerró su exposición la representante nacional.

La delegación del gobierno en la presentación ante el Examen Periódico Universal. | Foto: Prensa Mingob.

Luego de la presentación y el autobombo llegó el momento de escuchar la evaluación de los demás países. La hora de la verdad. Cada delegación tenía 1 minuto y 40 segundos para enumerar recomendaciones en relación a lo que ellos pueden ver desde afuera del país que se debe mejorar.

Y fue entonces que se vino la tunda.

Es llamativo como desde lugares tan dispares como Malasia o Kuala Lumpur pueden acertar con tanta precisión a señalar problemas que son estructurales de la democracia panameña.

Por supuesto: todos empezaban agradeciendo al país y felicitándolo por sus avances. Al fin y al cabo son diplomáticos y también serán evaluados, con lo cual hay una especie de pacto tácito de no agresión. Cerca de 30 países le hicieron recomendaciones a Panamá señalando problemáticas que para los que vivimos en el país son tan evidentes como que en temporada de lluvia, por lo general, llueve. Aunque el gobierno intente disimularlas.

Estas son las principales problemáticas que se repitieron en señalarle al país y que podría ser una agenda cierta para todo el arco político local:

1- Violencia de género. Resulta escandaloso el aumento de la violencia durante la pandemia que recrudece una problemática que parece no tener fin. Señalaron la preocupación por la falta de creación de fiscalías especializadas en esta temática.

2- Ratificar el artículo 169 de la OIT que otorga derechos a los pueblos indígenas y que Panamá no firma. Es uno de los pocos países de Latinoamérica que aún no lo ha hecho. Respetar la consulta previa y permitir el autogobierno de las comunidades indígenas. Y aumentar el acceso a la educación para niños indígenas.

3- Poner fin a la discriminación al colectivo LGTBI y generar la legislación que permita las uniones civiles.

4- Mejorar el sistema educativo. Aumentar la inversión para impedir el alejamiento de los estudiantes de las instituciones y aumentar el nivel.

5- Generar políticas que acorten la brecha existente de género en relación a la participación de las mujeres en la política así como en el nivel salarial en la empresa privada.

6- Ratificar los acuerdos internacionales que otorgan derechos a trabajar a los refugiados.

7- Mejorar las condiciones de detención de los privados de libertad.

8- Modificar los estereotipos raciales que utilizan las fuerzas de seguridad contra afrodescendientes e indígenas. Es decir, reconocer y combatir el racismo existente en la fuerza pública.

9- Otorgar derechos y oportunidades a la población que sufre alguna discapacidad incluyendo una pensión para ellos.

10- Combatir el reclutamiento de niños en organizaciones armadas como pandillas.

11- Modificar la legislación que pone en riesgo la libertad de expresión judicializando la labor de los medios de comunicación.

12- Prohibir por ley el castigo físico a los niños convirtiéndolo en un delito.

Cualquier panameño que lea esta lista sabe que son temas pendientes. Y pendientes de larga data. Problemáticas que gobierno tras gobierno no aciertan en solucionar. Desde Pakistán por ejemplo, pidieron revisar el sistema financiero y las estructuras de lavado de activos que perjudican los derechos de los ciudadanos panameños. Una lectura distinta a los Panama Papers: para ellos no sería un ataque internacional al país, sino un ataque de la banca y los abogados a los derechos humanos del pueblo panameño.

Por lo general, las recomendaciones también hablan de las agendas interiores de los países.

Los africanos por ejemplo se enfocaron en racismo. Los países de Europa del Norte en los derechos de los grupos LGTBI. Los países anglosajones en la libertad de expresión. Los países latinoamericanos en los temas indígenas. Y así.

Ante las recomendaciones, la viceministro de Gobierno, Juana López Córdoba, leyó un documento dando algunas respuestas para surfear la ola. Muchas de ellas evitaban los temas de fondo para refugiarse en facetas cosméticas de los mismos. O hacer promesas en lugar de autocrítica. “El compromiso de esta administración es detener el deterioro de las instituciones y llevar el país con transparencia y cero corrupción”, dijo mientras siguen estallando casos de corrupción de forma cotidiana. O por ejemplo el tema indígena. En relación a ello dijo que recientemente se había declarado el día Nacional de la mujer indígena. Y que en el 2016 se sancionaron dos leyes que establecen la protección de la medicina indígena y la consulta previa.

También prometió analizar con profundidad el pedido de titulación de territorio del pueblo Naso. Sin hacer ninguna referencia a las afectaciones producidas por la nueva línea de transmisión de Etesa que afectará a todos los pueblos que habitan la cuenca del Caribe. Tampoco hizo referencia a uno de los reclamos más evidentes de los pueblos indígenas de Panamá en relación a la permanente falta de consulta en relación a este proyecto y cualquier otro que se desarrolle en tierras colectivas a pesar de la legislación que obliga al estado a la consulta previa. Y ni una palabra de la firma del el artículo 169 de la OIT, recomendación que hicieron una decena de países. Tampoco se habló del caso Barro Blanco, donde las violaciones a los derechos del pueblo Gnabe Buglé han sido no solo escandalosas sino que dejaron un reguero de sangre y dolor.

Sobre los derechos LGTBI: “El gobierno sigue trabajando en aquellos temas jurídicos que obstaculicen el goce de plenos derechos del colectivo LGTBI para evaluar los cambios y ajustes para lograr tal fin. Y acciones concretas, el Tribunal Electoral ha mantenido un dialogo con organizaciones para garantizar cambios de nombres”. Del matrimonio igualitario, ni una palabra. “A propósito de la pandemia el Ministerio de Seguridad instruyó a la fuerza pública que debía evitarse discriminación a los grupos LGTBI”, como si fuera un problema relacionado a la pandemia que no sucedía antes ni sucederá después.

Sobre educación las defensa no tardó en llegar. El gobierno dijo sin ruborizarse que “Durante la pandemia hemos convertido los hogares en verdaderas salas de clase. Cabe destacar que la educación ha tenido importantes avances especialmente en el acceso en todos los niveles. La reducción de la deserción y la permanencia. Se han aumentado el tiempo de permanencia y el nivel de estudios de los maestros”. Todos sabemos que durante la pandemia la cantidad de niños que se quedaron fuera del sistema educativo es alarmante: más de 200 mil alumnos llevan meses sin haber sido jamás contactados.

Vale decir que el gobierno de Cortizo lleva poco más de un año a cargo del país y no puede dar respuestas sobre lo que otras administraciones han hecho o han dejado de hacer. Sin embargo en tan poco tiempo se ha vuelto evidente como se deterioró la situación ligada a los Derechos Humanos en Panamá: la transparencia de la gestión pública, la represión policial, la educación, la violencia de género, la discriminación a las comunidades LGTBI, el autoritarismo policial y la falta de consulta a las comunidades indígenas..

No todos fueron señalamientos negativos. La comunidad internacional valoró el plan Colmena de la administración Cortizo que busca sacar de la pobreza a los sectores de bajos recursos. También se valoró positivamente la concertación 20/30 y el compromiso del país con el cumplimiento de los objetivos del Milenio.

En síntesis, hay una hoja de ruta y mucho trabajo por hacer. Sería hora de que el gobierno se tome los Derechos Humanos con seriedad y no solo intente pasar agachado en estos exámenes internacionales. En 5 años sabremos si algo ha cambiado.

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About the author

Fue periodista de La Prensa, La Estrella y el País de España. Sus crónicas fueron compiladas en Argentina, España y Alemania. Fue director de los documentales ‘Es Hora de Enamorarse’ y ‘La Fábula’. Ganó cinco premios Nacionales del Forum de Periodistas. Tiene dos hijas panameñas.  Actualmente es becario del Pulitzer Center y dirige documentales para la cadena Al Jazeera.

Guido Bilbao
Guido Bilbao
Fue periodista de La Prensa, La Estrella y el País de España. Sus crónicas fueron compiladas en Argentina, España y Alemania. Fue director de los documentales ‘Es Hora de Enamorarse’ y ‘La Fábula’. Ganó cinco premios Nacionales del Forum de Periodistas. Tiene dos hijas panameñas.  Actualmente es becario del Pulitzer Center y dirige documentales para la cadena Al Jazeera.